Es posible que hayas contraído una deuda de vieja data con el gobierno, y no sabes exactamente qué pasó con ella. ¿Cómo saber si ha prescrito una deuda, por ejemplo, con Hacienda? Te desvelaremos esa cuestión.
Es bien sabido que las deudas estatales son las más difíciles de eliminar. Por no decir que es muy rara la ocasión donde se pueden erradicar por completo.
Y también es extraño que no se te notificara la morosidad de una deuda así, a menos que hayas pasado aislado los últimos años. Organismos como Hacienda son muy insistentes cuando de cobrar se trata.
Pero pueden ocurrir casos excepcionales, por múltiples situaciones, donde Hacienda no notifique el pago de deudas o, simplemente, abandone su cobro, ya que son más los costes judiciales de recuperar el dinero, que simplemente renunciar al monto.
El simple hecho de olvidar los pagos de una declaración de renta, u omitir una venta de una propiedad que te haya generado ingresos extra en un determinado año, puede hacer que se apliquen recargos y morosidad ante Hacienda.
Con lo anterior, se puede caer en sanciones tributarias que no se deben pasar por alto, ya que sus intereses se irán acumulando con el paso del tiempo, hasta ser impagables, con todas las consecuencias que ello acarrea.
¿Cuándo prescribe la deuda de la Agencia Tributaria?
A pesar de lo incisiva que puede ser la Agencia Tributaria, la ley ha establecido plazos para la prescripción de deudas con esta entidad.
Claro que no es muy común que esto suceda, ya que su amplia base de datos y capacidad de notificación constante, hace que sea muy difícil que se les escape un cobro.
Plazos de prescripción según la Ley General Tributaria
Para la Ley Tributaria, la prescripción de deudas ante Hacienda se da a los cuatro años, después de que la deuda haya sido emitida.
Luego de ese tiempo, se pierde la capacidad de exigir el pago o de imponer sanciones con respecto al monto que se debe.
Para ser más específicos con el tiempo de prescripción, este empieza a contar desde que se vence el plazo para presentar la declaración de renta correspondiente a ese año donde se presenta la deuda.
Interrupción del plazo de prescripción
Como en todos los procedimientos de cobro de deudas, es posible hacer la interrupción de la prescripción en determinadas circunstancias.
Por ejemplo, cuando la administración tributaria haga una notificación al deudor de lo que adeuda, haciéndole saber que ese recaudo está generando morosidad.
De hecho, la simple comunicación de una deuda, hace que el periodo de tiempo vuelva a reiniciarse, ya que esto se toma como una intención clara del acreedor en recuperar lo que se le debe.
Por otra parte, es poco común que Hacienda no notifique este tipo de incidentes, ya que la no tributación o los errores en la declaración de renta, tiene consecuencias que no se pueden evadir tan fácilmente.
Los impuestos gubernamentales son de esos pagos difícilmente se esquivan, además de estar fuertemente vigilados, para que los cumpla toda la ciudadanía.
Ley de Segunda Oportunidad
Estamos plenamente conscientes de que muchas personas pasan por situaciones muy difíciles, que les impiden cumplir con sus obligaciones financieras.
Entrar en el paro o tener una calamidad, puede hacer que las finanzas personales se vayan a pique, haciendo que las deudas aumenten.
Es por esas razones que cientos de ciudadanos no pueden responder adecuadamente ante las deudas que tienen con Hacienda o con entidades gubernamentales.
La Ley de la Segunda Oportunidad puede ser una salida a estas situaciones tan adversas, ya que este mecanismo jurídico se planteó como respuesta a las circunstancias económicas difíciles.
Con esta ley, los deudores pueden extender el plazo de los pagos, obtener quitas en las deudas, renegociarlas o incluso, tener el perdón de los intereses, dependiendo de su situación actual.
Esto es posible gracias a los acuerdos extrajudiciales que se pueden llevar a cabo con los acreedores, con los cuales se pueden concretar acuerdos realistas de pagos.
Lo anterior no es ajeno para las deudas de Hacienda, ya que es posible analizarlas bajo la lupa de la situación del deudor. En muchos casos, los jueces pueden determinar la anulación parcial o extinción total de todas las deudas, en caso de que el demandado tenga una situación de insolvencia total.
Con una situación de tal magnitud, se puede solicitar el BEPI definitivo, un documento que da por terminadas todas las deudas de manera legal y para siempre.
Claro está que para llegar a obtenerlo se deben cumplir una serie de requisitos, como el haber sido deudor de buena fe y no tener propiedades para solventar los reclamos financieros.
En casos de morosidad muy extrema, las deudas de Hacienda pueden entrar en este BEPI, pero todo dependerá de la representación legal que se tenga. Un abogado experto en derecho concursal, o un buen despacho que tenga experiencia en la Ley de Segunda Oportunidad es imprescindible para lograr un buen desenlace.
En resumen, las deudas con hacienda sí prescriben, pero es muy difícil que esto ocurra. Si la situación es poco manejable, lo mejor será acogerse a la Ley de la Segunda Oportunidad, para buscar soluciones efectivas.
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