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¿Cuándo prescribe una deuda?

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Nada dura para siempre, ¡ni siquiera las deudas! Por eso en este artículo te enseñaremos cuando prescribe una deuda, los plazos para su caducidad y más. ¡Aquí!

No son pocos los españoles que tienen deudas de 3, 5 y hasta más años de antigüedad. Y una pregunta recurrente que nos hacen es si deben pagar esas sumas de dinero, después de tanto tiempo. Para despejar todas las dudas al respecto, analizaremos cuándo prescribe una deuda y bajo qué condiciones. 

¿Qué es la prescripción de una deuda?

Decimos que una deuda prescribe cuando ya no es posible cobrarla por vías legales, debido a que ha transcurrido un tiempo considerable. Si el acreedor nunca toma acciones pasado ese periodo de tiempo, ni expresa su voluntad de cobrar lo que le corresponde, se da por hecho que no le interesa recuperar la deuda.

Teniendo en cuenta que nada puede ser perenne ni infinito en materia judicial, se le otorga al deudor el beneficio de que su deuda prescriba por los términos del paso del tiempo, anulando así su cobro en un futuro.

¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que prescriba una deuda en España?

Bajo las leyes de España, no todas las deudas se clasifican de igual manera. Su naturaleza hace que la jurisprudencia haya estipulado diferentes plazos para cada una. Las más largas pueden tardar hasta 20 años en prescribir, mientras que las deudas públicas tardan 4 años. 

Según el tipo de deuda

  • Deudas personales: aquí entran los créditos de libre inversión, las compras con tarjetas y similares. Estas tienen un plazo de prescripción de cinco años.
  • Deuda hipotecaria: prescribe en un periodo de 20 años. Pero, si lo piensas detenidamente, ¡es muy difícil que al banco se le olvide cobrar durante dos décadas! 
  • Deudas por alquiler: si el casero no te cobra en un periodo de cinco años, no tendrá oportunidad de reclamar lo adeudado tras  ese tiempo.
  • Deudas por infracciones y multas: Estas deudas pueden ir aumentando considerablemente sus intereses, por lo que es bastante peligroso dejarlas acumular. Además, es posible que no se puedan realizar trámites mientras estén activas. Su prescripción es a los cuatro años.
  • Deudas con Hacienda y Seguridad Social: Estas tienen un periodo de prescripción de cuatro años, pero no creas que es sencillo que lleguen a ese estado. De hecho, se tienen muy pocos registros de casos de este tipo, ya que ambas entidades son muy insistentes con los pagos y su base de datos no deja margen a evasiones.

¿Se puede interrumpir la prescripción de una deuda?

Si esperabas que tu deuda desapareciera sólo por el transcurso del tiempo, lamentamos informarte que puede que eso nunca ocurra. ¡Las prescripciones se pueden interrumpir!

De hecho, es muy común que ocurra: : los acreedores están constantemente notificando, para impedir que las deudas pasen al olvido o que los deudores olviden su compromiso. 

¿Cómo se interrumpe una prescripción de una deuda?

Basta con que el acreedor interponga una comunicación con el deudor para que el tiempo vuelva a contar. Un burofax, una notificación o una llamada grabada pueden ser material probatorio suficiente para que el acreedor demuestre que intentó reclamar nuevamente la deuda.

Con esta comunicación, el tiempo transcurrido se anula y deberán pasar otros cuatro o cinco años a partir de este momento  para que la deuda prescriba.

¿Cómo saber si una deuda ha prescrito?

La manera más directa es revisar el contrato, la fecha cuando se firmó y determinar, según los plazos de prescripciones que aquí te dimos, si ha pasado el tiempo definido para su tipo.

Otra manera es consultar ficheros como ASNEF. Si la deuda sigue vigente, lo más probable es que su reporte se mantenga vivo en estos listados de morosidad.

¿Qué hacer si me reclaman una deuda prescrita?

que hacer si me reclaman una deuda prescrita

¿Eres de los que guarda todos los contratos? Si no es así, ¡deberías hacerlo! Las fechas de los documentos legales son las que te pueden dar la razón cuando intentan cobrarte una deuda que ha prescrito.

Si el caso llega a los estrados judiciales y se tiene el comprobante o contrato, se puede denunciar que los tiempos de reclamación están por fuera de lo legal.

Por otra parte, si la reclamación se da dentro de un periodo donde el conteo se reinicia, se tienen dos opciones: una, que es desestimar la deuda, que seguramente no es la mejor opción; y dos, intentar llegar a un acuerdo de pagos.

Hacer esto último es la vía más favorable, ya que se pueden evitar los juicios monitorios y el embargo de bienes, como la vivienda, el coche u objetos de valor.

¿Qué deudas no prescriben nunca?

Aunque en la teoría se estipula la prescripción de las deudas, son muy pocas las que realmente lo hacen. Es muy difícil que a un acreedor se le olvide cobrar una buena suma de dinero, especialmente si se trata de una entidad financiera o una empresa prestadora de servicios.

Aun así, las deudas en materia legal por demanda alimenticia, por ejemplo, se considera que no prescriben, siempre y cuando no haya motivos de fuerza mayor para ello.

¿Puedo acogerme a la Ley de Segunda Oportunidad por deudas no prescritas?

Precisamente esta ley recoge puntos importantes para ayudar a quienes tienen deudas que no han prescrito y que no pueden asumir.

Recomendamos ampliamente acogerse a la Ley de la Segunda Oportunidad a aquellas personas que se encuentran en una situación de insolvencia inminente o que no pueden hacer frente a sus obligaciones económicas. La razón es que estas deudas no prescritas pueden ser renegociadas con los acreedores e incluso, en muchos casos, anuladas con el Beneficio de Exoneración del Pasivo Insatisfecho (BEPI).

Si las deudas son inasumibles, el juez puede perdonar su pago o conceder al deudor un plazo de hasta 5 años para que pague una parte de ellas, monto con el que puede satisfacer las expectativas del acreedor.

Recapitulando todo lo explicado, podemos decir que las deudas sí prescriben, pero… ¡es muy difícil que ocurra! A los acreedores no se les va a olvidar cobrar y mucho menos si se trata de un banco. Lo mejor que puedes hacer, si las deudas te ahogan, es buscar mecanismos flexibles de pago o acogerte a la Ley de la Segunda Oportunidad. ¡No esperes a que los intereses desaparezcan por arte de magia!

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