En la modernidad, contamos con diferentes opciones para hacer nuestra vida más cómoda, y más cuando se trata de temas habitacionales. Uno de esos factores, es el de los ascensores en viviendas y sitios comerciales. Hablemos de qué tipos de ascensores existen, y cuál es el más adecuado, según las necesidades.
Estos artefactos se han vuelto indispensables en nuestra vida cotidiana, ya que la arquitectura contemporánea nos ha llevado a vivir en espacios cada vez más verticales.
También sería una fatiga muy grande tener que subir 30 pisos para llegar a nuestra vivienda o a la oficina, sin contar que muchas personas tienen problemas de movilidad o desplazamiento.
Ahora existen ascensores de gran capacidad, con dispositivos muy eficientes y rápidos. Pero no por ello se han dejado de utilizar unos más mecánicos, que pueden abaratar los costes.
Tipos de ascensores según su accionamiento
La experticia humana ha hecho que a través de los años se desarrollen todo tipo de mecanismos imaginables, impulsados por vapor, aceite o electricidad.
Los ascensores, uno de los tantos hijos de la tecnificación y la revolución industrial, no fueron ajenos a sufrir mejoras con el tiempo. Sus mecanismos han pasado desde la polea de contrapeso, hasta el motor eléctrico.
Actualmente, existen dos grandes categorías para diferenciarlos, según su tipo de accionamiento: encontramos los hidráulicos, y los eléctricos.
Ascensores hidráulicos
En los ascensores hidráulicos, el mecanismo es accionado gracias a la inyección de aceite. Éste llena un pistón con forma cilíndrica, que va empujando el elevador como tal. Al ser un mecanismo accionado por la presión, el aceite utilizado debe soportar altas temperaturas.
Una de las grandes ventajas de este tipo de ascensor es que la carga se hace en el accionamiento hacia arriba, ya que, para descender, sólo basta con liberar el pistón, haciendo que la cabina baje por gravedad. Esto significa un ahorro en fuerza y consumo.
Pero hay que hacer una salvedad: cuando estos dispositivos son expuestos a levantar grandes volúmenes, o cargas muy pesadas, su ahorro es casi nulo, en comparación con uno eléctrico.
Elevador eléctrico
Es muy común encontrar este tipo de ascensores en edificios con muchos años de haber sido construidos y sobre los cuales es difícil (o muy costoso) realizar modificaciones para instalar un moderno elevador eléctrico.
Estos últimos son accionados por un motor eléctrico, que les da su nombre, y un sistema de poleas y cables. Son mucho más rápidos y silenciosos.
Su uso está destinado a edificios de varios pisos, o zonas comerciales, donde hay una alta demanda en su uso.
Tipos de ascensores según el modelo
No sólo hay clasificaciones por el mecanismo. También existen categorías de acuerdo al modelo, o al uso al que están destinados. Aquí encontramos los ascensores convencionales, los unifamiliares y los de foso reducido.
Ascensores convencionales
Los ascensores convencionales son los típicos que todos conocemos, con una gran cabina, un cuarto de máquina, destinados a salvaguardar el motor y los instrumentos, y un foso.
Ascensores unifamiliares
Por su parte, los ascensores unifamiliares son mecanismos más rústicos que se instalan en edificios destinados a la vivienda. No son especialmente potentes ni rápidos, pero cumplen bien su tarea.
Ascensores de foso reducido
Y tenemos los ascensores de foso reducido, cuyo nombre nos da una enorme pista de cómo son. Su instalación se realiza en espacios o viviendas donde es imposible tener un foso completo. Cuentan con mucha menos complejidad, y casi siempre se componen sólo de una simple plataforma.
¿Qué diferencia hay entre ascensor hidráulico y eléctrico?
Cada sistema tiene sus propias particularidades, y esto trae ventajas y desventajas de lado y lado. Aquí analizaremos algunas.
Los ascensores hidráulicos tienen un consumo sólo de subida, ya que su mecanismo hace presión hacia arriba para empujar la cabina a los pisos superiores. En su fase de bajada, se ayudan de la misma gravedad para descender.
Los eléctricos, por su parte, tienen un consumo más alto, ya que su accionamiento hacia arriba, o hacia abajo, requiere del funcionamiento constante del motor.
Lo anterior implica una diferencia más: mientras que los hidráulicos son lentos, los eléctricos son mucho más veloces y eficientes en cuanto tiempo.
Otra particularidad es su sistema en sí: los hidráulicos necesitan aceite, pistones, y unas revisiones de presión. Los eléctricos usan poleas, cables acerados, y requiere mantenimiento constante de partes móviles.
A estas alturas, te estarás preguntando… ¿Cuál es el mejor? La respuesta dependerá de varios factores, como el uso y el espacio.
Para edificios de pocos pisos, el hidráulico va perfecto. Es recomendable para edificaciones de hasta 20 plantas. Desde allí, se recomienda instalar un ascensor eléctrico.
Si se trata de una zona industrial, para llevar cargas constantes, puede que la mejor solución sea sólo un montacargas, y no precisamente un ascensor de foso reducido.
Para casas familiares de varios pisos, lo más adecuado es un ascensor unifamiliar. Es más pequeño que uno comercial tradicional, y más económico también.
En resumen, los ascensores actuales son, mayoritariamente, de accionamiento hidráulico, o eléctrico. Incluso, se puede hallar una combinación de ambos. Instalar uno u otro dependerá de la cantidad de servicio a la que estén expuestos, y el espacio disponible.
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